domingo, 2 de marzo de 2008

PABLO NERUDA--- Poema 5


Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio

para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.

Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.

Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.

Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,

y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte

para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.

Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.

Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.

Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito

para tus blancas manos, suaves como las uvas.

¿Qué será de éste poema? ¿una súplica para ser amados? Eso es lo que me parece y talvez sea eso el porqué no me guste mucho ¡Claro! duele el no ser correspondidos pero ¿qué se puede hacer? a parte de vivir la humillación y el rechazo ¿todavía tenemos que andar rogando a que nos quieran? En lugar de eso prefieron dejar mi corazón a la disposición de quien quiera llegar, siendo yo talvez la que destruya los sentimietnos de la otra persona. Todo es como un círculo vicioso y suerte tendremos al llegar a romper ese encanto y ser hechizados por otro más encantador: ser amados por nuestra persona amada.


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